MARMELLAR (EL PUEBLO MALDITO)

A 525 metros de altitud en la comarca del Baix Penedès se encuentra el pueblo fantasma de la Pobla de Marmellar, en la sierra de El Montmell de Tarragona. Según las crónicas, en 1976 un incendio asoló la zona y poco tiempo después, el pueblo quedó abandonado. Las condiciones de vida en aquellos montes eran demasiado duras y el acceso a su núcleo urbano extremadamente complicado. En ese lapsus de tiempo la naturaleza recolonizó sus restos, reclamando su supremacía. Las hierbas y la tierra cubrieron calles y casas con un manto ocre y se convirtió en un destino habitual para excursionistas curiosos y amantes de los lugares solitarios. Corría la voz que entre sus ruinas se celebraban grandes fiestas nocturnas y a veces ritos extraños. A principios de la década de 1990, el lugar ya contaba con su propia aureola mágica.



A principios de julio de 1993, una pareja de cazadores encontraban el cuerpo calcinado de una mujer no identificada, de entre 20 y 30 años de edad, con melena larga y negra, en la iglesia del pueblo. En un principio se especuló con que podía tratarse de una joven alemana, desaparecida desde esa noche de su casa en El Vendrell, pero la Guardia Civil pronto descartó esta hipótesis. El cuerpo hallado presentaba evidentes signos de violencia y estaba en avanzado estado de descomposición. Justo frente a la puerta del templo se analizaron los restos de dos grandes hogueras y algunos símbolos satánicos que alguien había pintado en sus paredes exteriores. El caso nunca llegó a resolverse y la policía aventuró que el asesino había optado por una puesta en escena tan teatral para desviar la atención y ocultar mejor su identidad. Ni tan siquiera quedó probado que la víctima hubiese muerto en Marmellar. Pudo ser llevada allí ya cadáver, aprovechando la mala reputación que tenía el lugar.

A pesar de los malos pronósticos meteorológicos que teníamos para esa noche, GIFAP decidió desplazarse hasta el lugar y comprobar todos esos fenómenos paranormales de los que tanto se habla. La primera impresión fue bastante buena y faltando pocas horas para que anocheciera, aprovechamos para sacar con el dron unos cuantos planos desde el cielo sobre la iglesia de Sant Miquel y su cementerio.

Una vez entrada la noche nos dispusimos a montar los equipos y nos dirigimos al interior de la iglesia. Comenzamos con varias sesiones de péndulo, seguida con otras con la spirit box. Varios miembros del equipo sintieron una fuerte concentración de energía en el lugar, llegando uno de ellos a sentir una fuerte presión en el pecho, teniendo que abandonar el lugar. Seguidamente nos dirigimos al cementerio, donde una vez más la sesión con el péndulo fue bastante intensa, sin embargo esa noche el k2 (Detector de campo magnético) tan solo nos dio una leve señal de frecuencia dentro de la iglesia, justo en el lugar donde suponemos, fue en su día el altar de la misma...

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